Hasta septiembre, el Gobierno debe definir con cuánto capitalizará a Codelco-que pidió entre US$ 800 millones y US$ 1.000 millones-, pero el escenario no está fácil, sobre todo considerando que se prevé una caída en términos reales de 49,4% en los aportes de la minera al fisco este año respecto de 2014. Uno de los temas que el Gobierno ha dicho que será primordial en la decisión de financiar a la cuprífera es la reducción de costos.
Una de las principales trabas en este sentido que estaría enfrentando la estatal es el estancamiento del plan de retiro de Chuquicamata, que comenzó en 2013 y pretende que dos mil trabajadores salgan de la empresa en cuatro años, comentan cercanos. Fuentes de la empresa aseguran que a la fecha poco menos de 800 personas habrían optado por retirarse, menos de la mitad. Este año, en tanto, habría solo 60 inscritos, y eso no implica que efectivamente terminen por retirarse, explican.
Ligados al sindicato señalan que a principios de 2014 se dieron una serie de beneficios adicionales a los que ya pactaban los contratos con el objetivo de cumplir la meta de retiro, pero este año se recortaron esas ventajas, por lo que el interés por adherirse a la propuesta se ha visto mermado. «Estamos en un choque con la administración, porque los viejos no quieren irse», dice un trabajador de la división de Chuquicamata.
Fuentes de la minera señalan que los mineros estarían aplazando su retiro para fines de 2016, cuando tenga lugar la próxima negociación colectiva. Así podrían salir de la estatal con mayores beneficios.
Altos ejecutivos de Codelco reconocieron las dificultades que enfrentan en esta materia. Cercanos dicen que esto sería «una piedra en el zapato» para la administración actual y como el plan para reducir costos es fundamental estarían aplicando una medida paliativa: disminuir la cantidad de trabajadores subcontratados.
La urgencia de lo anterior se ha profundizado en las últimas semanas con los problemas que enfrenta la estatal con los trabajadores contratistas, quienes paralizaron la división Salvador y luego Ministro Hales. A la fecha, las partes no han logrado un diálogo efectivo que permita retomar las operaciones.
Un retraso complejo
Los proyectos estructurales de Codelco son primordiales, porque sin ellos la producción de cobre irá en picada. Las siete iniciativas contemplan una inversión de alrededor de US$ 12 mil millones y la mayor parte está destinada a mantener la producción, excepto Andina 244, que la aumentaría.
Cercanos a la minera reconocen que a partir de 2018 el futuro se ve complejo. «Negro», dicen algunos. Entrelazar los yacimientos de baja ley con la entrada en operación de los nuevos es clave para la mayor productora de cobre del mundo. Pero a la fecha al menos tres de las iniciativas -Nuevo Nivel Mina El Teniente, Andina, y Chuquicamata Subterránea- presentan atrasos. Eso sí, fuentes de la estatal comentan que la administración está realizando grandes esfuerzos en Chuquicamata Subterránea que, de hecho, ya terminó sus obras tempranas y avanza en labores mayores.
Cercanos señalan, eso sí, que Codelco enfrentará un desafío mayor cuando entre en operación esta división respecto de los trabajadores, puesto que las capacidades de los mineros de rajo abierto son distintas a las que se necesitan para operar bajo tierra, y deberán afrontar la materia.
2.000 personas es la meta que se impuso Codelco en 2013 en el plan de retiro en la división Chuquicamata, que este año cumplió 100 años.
US$ 12 mil mills es la inversión considerada por la minera estatal para desarrollar sus siete proyectos estructurales. Esto está incluido dentro del monto total de US$ 25 mil millones que maneja Codelco a 2018.
Fuente: Economía y Negocios